Primer Septenio: Una valiosa oportunidad para fomentar el juego creativo y promover el sano desarrollo de la fantasía en los niños.
Segundo Septenio: Una posibilidad de que pensamiento, sentimiento y voluntad se desarrollen de manera armónica.
Tercer Septenio: Construir el juicio siendo totalmente verdaderos en nuestra forma de ser y pensar.
Se cumple así con uno de los postulados básicos de Rudolf Steiner, creador de la Antroposofía, filosofía que nutre y sustenta la Pedagogía Waldorf, quien concibió un enfoque educativo en el que los niños descubran y desarrollen su verdadera necesidad de conquistar todo aquello que la vida trae a su encuentro.
De esta manera, ya desde el jardín de infantes, aprendizaje y experiencia, como ejes inseparables del quehacer educativo, despiertan en el niño un verdadero interés por descubrir el mundo.
La escuela primaria sentará, a su vez, las bases solidas que nutren al niño desde los distintos ámbitos que la integran, para que no solo lo intelectual y la suma de información sea lo que se estimule, sino la integración de Pensamiento, Sentimiento y Voluntad, como partes integrantes del niño en devenir.
Para la adolescencia y juventud buscamos promover una verdadera y profunda actitud científica frente a los acontecimientos que les permita construir un juicio independiente y propio, en completa libertad de pensamiento.