En la primera infancia, el Jardín de Infantes, los niños encuentran un espacio armónico, con colores apropiados, y juguetes de materiales nobles, madera y lana, en un ámbito en el cual el maestro acompaña a cada niño siguiendo la forma propia del hogar.
La oportunidad para el juego creativo, el desarrollo de la fantasía, con los tradicionales cuentos de hadas, y el llevar a cabo las labores y las tareas, aprender haciendo, son parte de su cotidianeidad. Modelar con cera, trabajar con la belleza de las acuarelas, amasar el pan, cocinar su propio alimento, trabajar en la huerta, son ejemplos de lo que el niño vivencia en el encuentro con el mundo que lo rodea. Pensamiento, sentimiento y voluntad se van despertando armónicamente. El desafío es integrar su vida anímica y afectiva con la voluntad: manos habilidosas, capaces de asir la vida.